SD NORTE.-La conducta
que exhiben algunos políticos en Santo Domingo Norte, provoca que hasta el más
creyente y devoto de los cristianos, se convierta en el pecador más grande de
la Tierra a causa de su incredulidad, cuando ve acciones como las que
protagonizó un alto dirigente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y
otra persona, que aunque desconocida para los munícipes, una minoría insiste en
llamar “dirigente”.
Ver esta
fotografía, cuyos promotores han puesto a circular en la red social Facebook,
donde los señores Luís Santana y Leandro González aparecen el 31 de
diciembre de 2012, entregando una caja de Navidad de las que entrega el
Gobierno al dirigente Ramón Moré, según versiones a menos de quince días de su
lamentable fallecimiento, no puede causar otra cosa que una gran indignación y
mucha repugnancia, por la manera en que al parecer, sus “compañeros” tramaron
despedirlo del mundo de los mortales, sabedores de la delicada situación de
salud por la que atravesaba.
No sabemos a
cuál de los científicos del grupo que parece co-liderar el doctor Luís Santana
se le ocurrió convocar y convencer al siempre servicial Ramón Moré, para que
éste, a pesar de estar ya convaleciente, se trasladase desde su casa hasta el
lugar que sirvió como destino para perpetuar en el tiempo con esta foto, la más
bárbara de las humillaciones que se puede se cometer contra un ser humano; la
deshonra.
Luís Santana
o el que haya sido, no debió pensar en Moré para protagonizar ese Circo al que
nos tienen acostumbrados los malos políticos en nuestro país. Así no se hace
política. La política es decencia y honra, no deshonra. Deberían aprender de
otros, y porqué no decirlo, de otras en ese municipio, que dan hasta que les
duele, y no piden a cambio una miserable foto.
No, Moré no
se fue como vino, él vino a este mundo lleno de honra y de dignidad como un ser
humano, y sembró muchas semillas de amistad, pero se fue deshonrado y humillado
por quienes debieron protegerlo y nunca abandonarlo, se fue humillado por
ustedes.
Moré fue un
trabajador incansable, no era rico de dinero, pero sí era rico de vergüenza y
de dignidad, valores que no parece tener los que propiciaron esta foto y lo
convencieron de que se retrate recibiendo una caja de las que entrega el
Gobierno como si se tratáse de un indigente cualquiera.
Ramón Moré
sirvió con auténtica dignidad y entrega al Partido de la Liberación Dominicana
en este municipio, su vida trascendió, no por ser un entreguista ni un mercader
de la política al servicio de adversarios y forasteros coyunturales, sino por
llevar una conducta moral intachable y siempre coherente con sus creencias,
sirviendo a esa organización de manera firme y abnegada.
Corrían los
años 80 cuando Jazmín Moré se organizó en el PLD en esta parte de la provincia,
donde de inmediato se entregó con abnegación a los trabajos de crecimiento en
favor de la causa peledeista y Boschista, y luego de recorrer todo un camino en
las lídes políticas y comunitarias, vio llegar el final de sus días como
secretario de Asuntos Electorales del Comité Intermedio “Jaime Vargas C-4”,
posición que ocupó durante los últimos 11 años hasta el día de su muerte.
Su
trayectoria política en las filas del PLD en Santo Domingo Norte, así como su
ejercicio comunitario, le merecieron el reconocimiento, no solo de la
dirigencia política local, sino que también se ganó el respeto de sus
adversarios políticos de los demás partidos.
Moré vivió y
se desvivió junto a su familia por el Parido de la Liberación Dominicana y por
todo aquel que en algún momento necesitó de sus finos favores. El no
merecía quedar en la memoria de sus compañeros como lo dejaron ustedes a través
de esta fotografía.
Una caja, dos
o diez se le da a un cualquiera con todo y foto, pero Ramón Antonio Jazmín Moré
no era un cualquiera porque a diferencia de muchos de ustedes, Moré sirvió al
Partido para servir al pueblo.
Hoy, su viuda
Florinda Altagracia Abreu de Moré y sus hijos, José Mariano, Ramón Smerlin,
Mariano Antonio y Moisés Antonio, al ver esta foto, se sienten más que
avergonzados, indignados por el trato que en los últimos días de su vida
recibió de esos “compañeros” su esposo y mentor, he dicho.
El autor es periodista y director de Diario Metropolitano
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