A decir de los
moradores del lugar, la placa de bronce que identificaba a la educadora fue
robada hace unos ocho años, y tres gestiones del Ayuntamiento Santo Domingo
Norte, no han podido restaurarla.
La pintura se ha
vuelto mugre y el yeso de la esfinge se desmorona, por lo que en vez de
honrar a la poetiza y educadora, cada dia esta estatua la deshonra.
Tal vez sea el síndico
Francisco Fernández quien se case con la
gloria de levantar el nombre de la insigne poetiza, que no merece ser deshonrado
así.
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